Esta mañana dediqué un rato a pintar en la pizarra del despacho. La cadera, hueso raro, conglomerado complejo bien merece un espacio. Así que borré notas inútiles, estrellas estrelladas y pinté un churro... con forma de cadera.
martes, 9 de noviembre de 2010
lunes, 4 de octubre de 2010
martes, 7 de septiembre de 2010
Lección I
... e igual me senté al lado del más bueno, y por ende el más tonto. ¿O no sería al lado del mejor, y de nuevo por ende el más tonto? Lo que queda claro es que todos los caminos llevan a la estulticia. Incluso los del señor, siendo inextricables y por tanto los más estúpidos ahora que ni siquiera se necesitan para explicar el universo. Hawking dixit. Y me pregunto yo, ¿qué necesidad tendrá este hombre de decir mentiras o vender más libros en su estado físico, intelectual y vital? ¿No será que la estupidez refuta a Dios y demuestra el Big Bang?
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domingo, 1 de agosto de 2010
Punto Ciego - Nautilus
Atardecer. Cruce de caminos en un descampado, con árbol y un cuadro colgado. Estragón está de pie junto al árbol. Entra Vladimir...
VLADIMIR - Sí, te he visto. Me alegra volver a verte. Creí que te había perdido de vista para siempre.
ESTRAGÓN - No hombre, no. El cuadro, la esponja, ¿la has visto?
Vladimir mira sorprendido el cuadro.
VLADIMIR - ¿Esponja? No es una esponja, es un trilobites.
ESTRAGÓN - Es un abanico, pero parece una esponja.
VLADIMIR - Te digo que es un trilobites, ahí, frente a la ventana.
Vladimir señala al cuadro. Estragón mira al descampado. La luna sale.
ESTRAGÓN - ¿Qué ventana? Aquí sólo veo un árbol.
VLADIMIR - ¡Y un cuadro!
ESTRAGÓN - Sí, un cuadro. Con una esponja, te lo dije.
VLADIMIR - Y el trilobites.
ESTRAGÓN - Un trilobites... esto es un es un nautilus, hombre!
VLADIMIR - Vale Capitán Nemo, usted perdone.
Ambos miran a la luna, cuya luz refleja en sus caras el blanco del cuadro.
ESTRAGÓN - Me gustaría tocar la esponja, el abanico, parece tan real...
VLADIMIR - Y esas plumas que le rodean el cuello, como las de un pavo, real.
ESTRAGÓN - Prohibida la carne, nada de pavos, es carnaval ¡Venecia!
VLADIMIR - ¿Venecia?
(Ambos) - ¡Sí, Venecia!
Se abrazan, sonríen y miran el cuadro. Les gusta.
VLADIMIR - ¿Y nosotros, qué?
ESTRAGÓN - Sigamos esperándo.
VLADIMIR - ¿A quién? ¿A él?
ESTRAGÓN - ¿Godot?
VLADIMIR - Sí, Godot. ¿Vá a venir?
ESTRAGÓN - No lo sé.
Al cabo de un buen rato siguen mirando el cuadro... hechizados.
VLADIMIR - ¡Entonces, qué! ¿Nos vamos?
ESTRAGÓN - Sí, vamonos.
No se mueven.
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viernes, 30 de julio de 2010
Punto Ciego - El Mar
"Se marcharon, los dioses, el día de la extraña marea. Las aguas de la bahía, toda la mañana bajo un cielo lechoso, habían crecido y crecido, alcanzando alturas inusitadas, las pequeñas olas inundaban una arena reseca que durante años no había conocido otra humedad que la lluvia y lamían las mismísimas bases de las dunas. El casco oxidado del carguero que permanecía encallado en la otra punta de la bahía desde tiempo inmemorial debió de pensar que iban a volver a botarlo. Después de ese día yo no volvería a nadar. Las aves marinas gimoteaban y se lanzaban en picado, nerviosas, al parecer, ante el espectáculo de ese enorme cuenco de agua inflándose como una ampolla, de un azul plomizo y un brillo maligno. Tenían, aquel día, una blancura antinatural, los pájaros. Las olas depositaban una orla de sucia espuma amarilla en el límite de las aguas. Ningún barco estropeaba la línea del alto horizonte. No nadaría, no. Nunca más."
John Banville, El Mar
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Punto Ciego - Grotesquerie
Un cordel que ata amablemente a la mujer con el ave. La grulla, de nuevo lo majestuoso unido a lo grotesco. Un cordel que en el mismo momento en el que dejes de mirar el cuadro se tensará, rígido, por la mano impaciente y cruel de la dama. Y a continuación, mientras la catedral chilla de dolor, la grulla emitirá un leve quejido, completamente ajena a la tensión contenida que domina la escena.
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jueves, 22 de julio de 2010
Está usted en la gloria (17/10/06)
Una vez en el coche, con la rutina sentada en el asiento de al lado, se dirigió al trabajo. K., impasible ante el atasco, con el gesto impávido como el de una vaca holandesa, esperó a que cincuenta minutos de frenazos, gritos y acelerones se consumieran. "Cuanto antes pasen, mejor", pensaba mientras tarareaba con gesto imbécil alguna canción idiota. El claxon de un autobús escolar le despertó de su letargo y las tetas de la conductora hicieron lo propio con su apetito sexual. En estas llegó al trabajo. Curro, Tajo, Laburo, Cueva, Matadero... lo llamaban de todas formas pero lo que estaba claro es que era una mierda. Una vez allí saludo a su jefe, el Sr. CC, representante en España de Jabones Genitales Smith. El señor cece, de Cara de Culo, de mail Con Copia para antes de ayer, de CaCa de la vaca. Tras el saludo a su jefe, andabamos contando, el silencio de todos los días. Pero aquel día hubo algo más: un gesto torcido que K. no supo interpretar a su debido tiempo.
A continuación un revuelo. Sí, justo en la entrada de su despacho. Gritos, algarabía y una nueva cara sentada en su silla.
- Le presento al Sr L., el nuevo director territorial de Smith & Genitales - dijo el señor cara de culo.
De nuevo el silencio, esta vez cómplice de todos su compañeros. En un extremo de la mesa una caja de carton reciclado con una gran K estampada en el lateral. Dentro una bola antiestress, el retrato de una familia unida y cuatro papeles a modo de justificación:
"... Le agradecemos el servicio prestado durante estos ? años y le deseeamos la mejor de las suertes para su futuro profesional"
Y así empezaron los mejores días de la vida de K., una vida donde los culos y los genitales nunca volverían a formar parte sus preocupaciones.
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miércoles, 7 de abril de 2010
Aita
John Banville, El Mar
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