jueves, 30 de junio de 2011

Gran Cara de Asco

Seguía en el vagón de tren y mi móvil había sonado atronador por segunda vez en cinco minutos. El volumen era bastante alto, lo que parecía cabrear al tipo de al lado. Sin embargo, su gesto de desaprobación se frenó en seco ante mi Gran Cara De Asco.

Cuando era pequeño mi tía Philippa me obligaba a practicar poses de seducción, miradas sugerentes, decía. Me untaba el cuerpo desnudo con un aceite especial Siciliano, me plantaba un slip apretado, siempre el mismo, en el que había coloreado una ancla y me hacía repetir una y otra vez delante del espejo - Io sonno l´amore. Se suponía que aquello acabaría con mi incipiente sequía sentimental. ¿Aquello? Un intento de reforzar positivamente mi yo, lectura estival de psicología de tupperware a la venta en el quiosco de la esquina. Pero a pesar del intento obstinado de mi tía por convertirme en su pequeño Gaultier de marea baja, lo que me salía frente al espejo era un careto genuinamente repugnante que he seguido perfeccionando hasta el día de hoy, que le vamos a hacer. Gran Cara de Asco, Really Nasty Face, la Gran Canaria del puto Asco, la República Necia Federal de la cara de culo. Asco, me llaman por abreviar los colegas, Sr. Asco los recibos de la luz y el agua.

El caso es que el tipo del tren había achantado y se había replegado servil hacia su señora esposa, una gorda que, mientras tanto, leía animosamente el suplemento cultural Hola, qué casas, vaya sonrisas.

viernes, 17 de junio de 2011

Ssssshhhhh

Cinco días sin dormir y aún sintió que tenía algo importante que decir. Llamó al timbre y tras el sonido impaciente de unos tacones apareció Ella.
- Por favor, que no me molesten; me voy a echar un rato.
La enfermera, sonrisa amable, picadura letal, se encogió de hombros. Él, por fin durmió. Largo y tendido...