jueves, 22 de julio de 2010

Está usted en la gloria (17/10/06)

K. se levantó pronto esa mañana. Como siempre, quizás antes. La lluvia repiqueteaba con fuerza sobre el suelo de la terraza y la sensación de frío le calaba los huesos. Entró en el baño, como cualquier otro día, y esta vez lo encontró más oscuro. Apenas un resquicio de luz tímida entraba por la ventana. A través de ella se intuian los nubarrones; negros y amenazantes.
Una vez en el coche, con la rutina sentada en el asiento de al lado, se dirigió al trabajo. K., impasible ante el atasco, con el gesto impávido como el de una vaca holandesa, esperó a que cincuenta minutos de frenazos, gritos y acelerones se consumieran. "Cuanto antes pasen, mejor", pensaba mientras tarareaba con gesto imbécil alguna canción idiota. El claxon de un autobús escolar le despertó de su letargo y las tetas de la conductora hicieron lo propio con su apetito sexual. En estas llegó al trabajo. Curro, Tajo, Laburo, Cueva, Matadero... lo llamaban de todas formas pero lo que estaba claro es que era una mierda. Una vez allí saludo a su jefe, el Sr. CC, representante en España de Jabones Genitales Smith. El señor cece, de Cara de Culo, de mail Con Copia para antes de ayer, de CaCa de la vaca. Tras el saludo a su jefe, andabamos contando, el silencio de todos los días. Pero aquel día hubo algo más: un gesto torcido que K. no supo interpretar a su debido tiempo.
A continuación un revuelo. Sí, justo en la entrada de su despacho. Gritos, algarabía y una nueva cara sentada en su silla.
- Le presento al Sr L., el nuevo director territorial de Smith & Genitales - dijo el señor cara de culo.
De nuevo el silencio, esta vez cómplice de todos su compañeros. En un extremo de la mesa una caja de carton reciclado con una gran K estampada en el lateral. Dentro una bola antiestress, el retrato de una familia unida y cuatro papeles a modo de justificación:
"... Le agradecemos el servicio prestado durante estos ? años y le deseeamos la mejor de las suertes para su futuro profesional"

Y así empezaron los mejores días de la vida de K., una vida donde los culos y los genitales nunca volverían a formar parte sus preocupaciones.

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